5 de febrero de 2014


Cries of winter: reconocimiento.

"-¿De verdad podría ser capaz de aguantar? ¿Estar cerca de ella sin poder hablarle, sin poder mirarle a los ojos, sin poder oír su voz, simplemente haciendo como si no estuviese?
+Es lo que debes hacer. Si no lo haces, desfallecerás y entonces te pillarán. Y no sólo estarás en peligro tú, sino también ella.
-¿Porqué ella? ¿Porqué estaría en peligro?
+No lo sé, pero algo me dice que sería así. Si pasa lo que...ocurrirá si te acercas a ella, puede que también ella pase por lo mismo. Y no sólo te tendrían a ti. Laura también podría acabar como alfombra para alguna mansión de algún rico.
Le miré fijamente. En los ojos de mi amigo pude ver que decía la verdad, que, realmente, me estaba contando lo que sabía. Suspiré, y me pregunté qué sería lo que Lucas vería en los míos.
Apreté los puños; sentí cómo los músculos chirriaban bajo mi piel, cómo los huesos crujían. Me quedé en silencio disfrutando de la situación, aún asombrado por este cuerpo humano del que aún no me había acostumbrado. Acaricié por un momento la posibilidad de poder estar cerca de Laura; cómo sería si todo fuera diferente y no hubiera peligro. Si yo fuera otro chico, uno normal. Si la historia hubiera sido distinta.
Pero no era así, y lo sabía. El sueño se desvaneció con un soplo de viento y mis ojos se oscurecieron.
+¿Trébor? -preguntó Lucas. Su voz temblaba. Alcé la mirada para ver qué le aterrorizaba en esos momentos.
Era Laura, que venía hacia aquí. Avanzaba dando grandes zancadas, como si quisiese dejar su huella en la tierra, como si quisiera pagar su fustración con el suelo. Su pelo castaño se sacudía detrás de ella y sus ojos brillaban. Por un momento, recordé la cara de ella cuando montaba a caballo. Los mismos ojos, llenos de vida. La misma expresión, llena de pasión, de fuego. Aunque esta vez no estaba alegre, sino cabreada.
Me quedé sin habla. No podía respirar, ni apartar los ojos de ella. Sé que debería de haberme ido en ese momento...pero...no pude. Simplemente, una parte de mí no quiso moverse.
Y esa parte venció.
Cuando llegó a mí, me soltó un empujón tan fuerte que a punto estuve de caer al suelo. Su aroma me inundó y me vi en otro lugar, en otro momento. Intenté no captar su olor tapándome la nariz.
Sus ojos chispeaban, dos pequeñas hogueras incandescentes alcanzando su clímax. Alzó las manos para empujarme de nuevo, pero la detuve cogiéndole las muñecas.
Lucas me alertó con un carraspeo.
No hacía falta que me avisara. Sabía que me estaba sobrepasando. Ya podía notar cómo mi cuerpo iba durmiéndose lentamente, cómo las manos me empezaban a temblar, cómo empezaba a tener frío, mucho frío.
La solté con dificultad y retrocedí varios pasos, volviendo a taparme la nariz.
-¿Qué quieres?
Me lanzó una mirada rabiosa.
-¿Tú que crees? Eres un capullo, un imbécil. ¿Porqué le dijiste al coordinador que no era eficiente? ¿Porqué te inventaste que mi trabajo no era bueno, que debía salir del proyecto? ¡¿Porqué apoyaste la idea de eliminarme de todo esto?! ¡Eres un capullo! ¡Hijo de puta!
Volvió a acercarse para pegarme, pero esta vez Lucas se puso en medio.
-Laura...Trébor no ha hecho nada.
Ella se secó las lágrimas que había derramado con la manga. Dios. Verla llorar supuso para mí que todas mis barreras se derrumbasen. Dejé de luchar.
El cuerpo me empezó a temblar violentamente. Intenté ocultarlo, pegar las manos contra mis piernas, morderme los labios, pero no sirvió.
Laura lo malinterpretó, y eso la encolerizó mucho más. Se soltó del agarre de Lucas y me pegó un puñetazo.
-¡Cabrón! ¡Te odio! ¡Te odio! ¿Sabes lo que me gustaba el proyecto? ¿Sabes lo importante que era para mí? ¡Lo sabías, joder! ¡Y aún así me has echado!
Empezó a llorar en mi pecho. Los brazos me temblaban cuando intenté apartarla.
Lucas la cogió de los hombros.
-No te he echado -dije con voz rasposa-. Yo me voy.
Las palabras me salieron sin más, un torrente se sentimientos que no pude frenar.
Me marché corriendo, sintiendo cómo los músculos empezaban a dormirse.
Cerré los ojos mientras entraba en el bosque, y, por un momento, me vi a mi mismo, en otra forma, al lado de una Laura más joven, jugando en un prado lleno de flores. El corazón me dio un pinchazo, y solté un gruñido.
Lo haría. Lo dejaría todo. Porque ella era más importante para mí que cumplir mi sueño.
Intenté adentrarme más en el bosque, pero no me dio tiempo. El frío consumió mi cuerpo y me derrumbé en el suelo, sintiendo cómo todo se me dormía. No podía moverme.
Me sacudió una jaqueca insoportable, y me desmayé.
Cuando abrí los ojos, era un lobo."

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Hola! ¡No dudes en dejar tu opinión! ¡No olvides que, cuanto más comentes, más y más grande se hará este sitio, y habrá más lobos con los que jugar! No olvides la política de los comentarios, tampoco;). Si tú comentas, yo comento.
¡Gracias por el amor!

Plantilla "White Wolf" © creada por Agustina Fuente, de Batalla de los Reinos. 2014. Con la tecnología de Blogger.